06.

SABIAS QUE…

La Guerra Civil española, conflicto complejo y trascendental que marcó el siglo XX, fue un acontecimiento histórico donde se entrelazaron muchos factores como la política, la ideología o la tragedia. Este bloque de contenido incluye alguno de ellos: unos influyeron en el curso del enfrentamiento bélico que dividió a España entre 1936 y 1939, otros en su repercusión a escala internacional y otros muestran cómo el pueblo español afrontó la contienda.

EL FOTOPERIODISMO EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Durante la Guerra Civil, la fotografía se convirtió en un testimonio poderoso y conmovedor de los horrores del conflicto. La labor de los fotoperiodistas fue crucial para mostrar de cerca al mundo la cruda y devastadora realidad de la guerra. La evolución de las cámaras fotográficas hacia la miniaturización proporcionó una libertad de movimiento y una inmediatez desconocidas hasta aquel momento. Sin cámaras como la Leica, la fotografía fotoperiodística hubiera sido imposible. Los avances tecnológicos, unidos al desarrollo de la prensa y las revistas ilustradas en Europa y América, permitieron difundir la guerra de España en todo el mundo -convirtiéndola en objeto de atención del público internacional- y al reporterismo gráfico en un fenómeno social, informativo y propagandístico de primer orden.

El nacimiento del fotoperiodismo moderno durante la contienda española marcó un hito significativo en la historia de la comunicación visual y la cobertura de conflictos. Grandes fotoperiodistas españoles como Luis Vidal Corella, Agustí Centelles, José María Díaz Casariego, los hermanos Mayo y tantos otros, trabajaron con profesionales de la fotografía como Robert Capa, Gerda Taro, Walter Reuter o David Seymour, Chim, que se desplazaron a España para ser testigos de la contienda civil. Todos arriesgaron sus vidas para capturar instantáneas que se convirtieron en iconos, y que transmitían la angustia de los civiles, la brutalidad, la valentía, el caos de las batallas y la tragedia de la pérdida humana que caracterizaron el conflicto. Taro fue la primera mujer fotoperiodista en morir en el campo de batalla, hecho que mostró el peligro inherente a este tipo de cobertura.

Llegaron a España siendo conscientes de que asistían a un conflicto en el cual se iba a dirimir el modelo ideológico y político del futuro y, por eso, no solo quisieron asumir un papel testimonial en la historia, sino participar en su desarrollo. Sus fotografías pasaron a ser instrumentos de denuncia, mostrando el sufrimiento de la población para tratar de conseguir mejoras sociales. Al mismo tiempo, sirvieron para movilizar a la opinión pública internacional y generar conciencia sobre los horrores de un conflicto desgarrador. La fotografía, durante la Guerra Civil, fue un testimonio visual decisivo que trascendió fronteras: permitió al mundo ser testigo de la tragedia que se desplegaba en España y dejó un legado inestimable en la historia y la conciencia colectiva.

EL PACTO DE NO INTERVENCIÓN

Las potencias europeas, preocupadas por las posibles implicaciones que podía tener en el continente la Guerra Civil española, firmaron el Pacto de No Intervención en el conflicto el día 27 de agosto de 1936. Este acuerdo internacional fue suscrito por veintisiete países, incluyendo a naciones como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y la URSS, entre otras.

El pacto tenía como principal objetivo evitar que se suministrara ayuda militar directa a los bandos enfrentados en España pero, a pesar de este compromiso formal, muchas naciones lo incumplieron, y contribuyeron a intensificar y prolongar la guerra. Alemania e Italia apoyaron abiertamente al bando sublevado, proporcionándole armas, tropas y asesoramiento militar. Por otro lado, la Unión Soviética apoyó al bando republicano, enviándole armas y asesores militares.

Tanto Gran Bretaña como Francia se escudaron en el temor a sufrir en sus ciudades una nueva guerra y en calificar a la República como un régimen de extrema izquierda -sometido a los imperativos moscovitas- a la hora de poner en práctica la política de no intervención. Así, la falta de un apoyo claro y directo por parte de las potencias democráticas a la República, sumada a la ayuda de Alemania e Italia a Franco, contribuyeron a la victoria del bando nacional en 1939.

El fracaso del Pacto de No Intervención para detener la participación extranjera en la Guerra Civil española evidenció las limitaciones de la diplomacia internacional para diferenciar los asuntos internacionales de los asuntos internos de cada país. De hecho, ya en octubre de 1938, el historiador británico Arnold J. Toynbee se preguntaba si el conflicto «era una contienda civil española o una guerra internacional librada en la arena española».

LA VIDA COTIDIANA EN VALENCIA

Durante su periodo como capital de la República, Valencia fue un crisol de emociones, lucha y solidaridad. Como ciudad de retaguardia, se convirtió en refugio de miles de personas que huían de las zonas afectadas por la Guerra Civil y la vida diaria estuvo marcada por la incertidumbre, la escasez de recursos y la presencia constante de la guerra.

La amenaza constante de los bombardeos generaba en la población civil un miedo continuo y serias dificultades para llevar a cabo sus actividades cotidianas. Cuando las sirenas resonaban en el aire, anunciando el peligro inminente, la gente corría a refugiarse en sótanos, refugios y en cualquier espacio seguro que pudiera encontrar. Unido a ello, el transcurso de la guerra les obligó a afrontar la creciente escasez de suministros básicos, como alimentos y medicinas, a los cuales apenas podían acceder.

En medio del infortunio, los ciudadanos intentaron mantener cierta normalidad acudiendo a trabajar, buscando alimentos e involucrándose en actividades culturales, sociales y artísticas para distraerse y mantener el ánimo, mostrando su gran resistencia y determinación. A pesar de las circunstancias, teatros, cafés y centros culturales fueron espacios de encuentro donde se organizaron eventos, tertulias y exposiciones. También se celebraron actos culturales, conciertos benéficos y reuniones políticas en un intento por mantener viva la moral ante la adversidad.

La solidaridad entre vecinos se fortaleció, se crearon redes de apoyo y ayuda mutua para soportar las dificultades. Se formaron comités y organizaciones para ayudar a los más necesitados, se establecieron comedores populares y se hicieron esfuerzos colectivos para paliar los efectos de la guerra. Los refugios se convirtieron en espacios donde se compartían historias, temores y esperanzas, y se encontraba consuelo en la compañía de los otros.

Valencia se convirtió en un símbolo de la lucha de sus habitantes por la supervivencia, la resistencia y la solidaridad en medio de la guerra. Su población fue el testimonio de la capacidad humana para encontrar esperanza y apoyo mutuo, incluso en los tiempos más oscuros.

LOS FOTOPERIODISTAS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

EL PACTO DE NO INTERVENCIÓN

LA VIDA COTIDIANA EN VALENCIA

Exposición humorística en Valencia. © Hearst newsreel footage courtesy of the UCLA Film & Television Archive and the Packard Humanities Institute

Otros capítulos

Accedir al web de:
Acceder a la web de: